El artesonado del coro de la iglesia sufrió un importante destrozo, causado por un contratista sin escrúpulos, y sus restos permanecieron almacenados durante un largo periodo, lo que imposibilitó el inicio de su restauración. Fueron unas fotos tomadas cundo se produjo su ruina, y una parcial del inventario de Gómez Moreno, las que permitieron investigar cómo pudo ser su traza, y a partir de estos datos la Consejería de Cultura se animó a emprender su restauración.